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La genética del cáncer

La genética del cáncer

La genética del cáncer

Sobre los genes

Los genes se encuentran en el ADN, en cada célula que compone nuestro cuerpo. Controlan el funcionamiento celular, incluyendo la velocidad de su crecimiento y la frecuencia de su división. Los investigadores estiman que hay 30.000 genes diferentes en cada célula.
Los genes están localizados en 46 cromosomas, dispuestos en dos juegos de 23 cromosomas. Las personas heredamos un conjunto de cromosomas de nuestra madre y otro conjunto de nuestro padre. Un cromosoma de cada conjunto de 23 determina si somos hombres o mujeres.Los restantes 22 pares de cromosomas, llamados autosomas, determinan otras características físicas.
Los genes controlan el funcionamiento celular fabricando proteínas que tienen funciones específicas y actúan como mensajeras para las células. Por lo tanto, cada gen debe tener las instrucciones, o el “código” correcto de su proteína, para que ésta pueda realizar la función celular correcta. Todo cáncer comienza cuando uno o más genes en una célula mutan o cambian. Esto crea una proteína anormal o ninguna proteína. Una proteína anormal provee información diferente a la de una proteína normal, lo que puede provocar que la célula se multiplique de manera descontrolada y se convierta en cancerosa.

Sobre las mutaciones genéticas

Hay dos tipos básicos de mutaciones genéticas:

Mutaciones adquiridas: Son la causa más frecuente de cáncer. Se producen a partir de un daño en los genes durante la vida de una persona. No se transmiten de padres a hijos. Factores como el tabaco, la radiación ultravioleta, distintos tipos de virus y el envejecimiento causan este tipo de mutaciones. El cáncer que se produce por mutaciones adquiridas se llama cáncer esporádico.

Mutaciones germinales: Son menos frecuentes y se transmiten de padres a hijos. En esas situaciones, la mutación puede ser encontrada en cada célula del cuerpo de una persona, incluyendo las células reproductivas. El cáncer causado por mutaciones de la línea germinal se llama cáncer hereditario, y representa aproximadamente el 5% a 10% de todos los cánceres.

El cáncer y las mutaciones

Las mutaciones ocurren de manera frecuente, y el cuerpo humano está en condiciones de corregir la mayoría de ellas. Dependiendo de cuál sea la parte del gen en la que se produce el cambio, la mutación podrá ser beneficiosa, dañina o no generará ningún tipo de diferencia. Es poco probable que una sola mutación provoque cáncer. Por lo general, deben producirse varias mutaciones a lo largo de una vida. Este es el motivo por el cual el cáncer se produce frecuentemente en personas de edad avanzada.

Tipos de genes vinculados al cáncer

La mayoría de los genes que contribuyen al desarrollo del cáncer pertenecen a las siguientes categorías amplias:
Los genes supresores de tumores son genes protectores. Normalmente, limitan el crecimiento celular monitoreando qué tan rápido las células se dividen en nuevas células, reparando el ADN mal emparejado y controlando la muerte celular. Cuando un tumor supresor muta, las células crecen sin control y pueden eventualmente generar una masa llamada tumor. BRCA1, BRCA2 y p53 son ejemplos de genes supresores de tumores. Las mutaciones germinales en los genes BRCA1 y BRCA2 incrementan el riesgo de una mujer de desarrollar cáncer de mama o de ovario hereditario. El gen mutado más común en las personas con cáncer es el gen p53. La mayoría de las mutaciones en el gen p53 son adquiridas. Las mutaciones germinales en el gen p53 son poco frecuentes.

Los oncogenes convierten a una célula sana en una célula cancerosa. Las mutaciones en estos genes no se heredan. Dos oncogenes comunes son:

• HER2, que es una proteína especializada que controla el crecimiento y la propagación del cáncer, y se la encuentra en algunas células cancerosas, como en el caso del cáncer de mama u ovario.

• La familia de genes Ras, que son proteínas involucradas en las vías de comunicación celular, en el crecimiento celular y en la muerte celular.

Los genes reparadores de ADN corrigen errores producidos cuando el DNA es copiado. Pero si una persona tiene un error en los genes reparadores de ADN, esos errores no se corrigen. Y entonces se convierten en mutaciones que pueden eventualmente derivar en cáncer. Esto es especialmente así cuando la mutación ocurre en un gen supresor de tumor o en un oncogen. Las mutaciones en los genes de reparación del ADN se pueden heredar (como es el caso del síndrome de Lynch) o ser adquiridas.

A pesar de todo lo que se sabe sobre las diferentes formas en que funcionan los genes del cáncer, muchos cánceres no pueden ser vinculados con un tipo específico de gen. El cáncer frecuentemente involucra múltiples mutaciones genéticas. La evidencia también sugiere que los genes interactúan con su entorno, lo que complica aún más el rol de los genes en el cáncer.

Los médicos esperan continuar aprendiendo acerca de cómo los cambios en genética afectan el desarrollo del cáncer. Este conocimiento probablemente derive en mejoras en la detección y tratamiento del cáncer, así como también en la predicción acerca del riesgo que tiene una persona de contraerlo.

 


 

Fuente: www.cancer.net

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